
Hojeó la novela que es su vida, y llegó a una conclusión asombrosa. La mitad de las páginas pertenecían a un vacuo paréntesis; mientras que lo que más le removía las entrañas era la lectura de las notas a pie de página. Anotaciones aclaratorias, se supone que prescindibles e inocuas, que salpicaban las páginas aquí y allá.
Las notas a pie de página habían cobrado su sentido, habían asumido un papel de spin-off mucho más interesante que el texto principal (1).
(1) Nota: desde entonces, busca con avidez las notas a pie incrustadas en las historias que lee.